Cuando las miradas estaban en el cielo de Río de Janeiro, que trajo lluvia aquel domingo, la rebeldía de Carlos Reutemann desvió la atención de la Fórmula 1 y marcó el camino de la temporada de 1981.
Nelson Piquet largaba en punta el Gran Premio de Brasil de 1981, conduciendo el Brabham BT-49. El clima aguó las posibilidades del local, y multiplicó las del australiano Alan Jones y el argentino Carlos Alberto Reutemann, compañeros en Williams.
‘Lole’ picó en punta mientras Piquet patinaba, tras elegir gomas lisas. Segundo se ubicó el campeón Jones. Los autos de Frank Williams dominaron la competencia en Jacarepaguá.
Reutemann, que se había dejado ganar por su compañero en Long Beach, no iba a ceder en la carrera previa al GP de Argentina.
A poco del final, entre el spray que dejaban los autos en la recta principal, se mostró el cartel con la decisión del equipo: «Jones-Reut». Reutemann debía ceder su lugar para que Jones se alce con la victoria.
El argentino siguió adelante. Venció. Hace 40 años. Todos los amparos que Carlos Alberto pudo pensar en ése momento fueron utilizados para justificar su omisión a la orden. Ese día se marcó el rumbo difícil de la que sería su temporada más auspiciosa en la F1, con el subcampeonato mundial.
