Se cumplen 30 años de la muerte de Roland Ratzenberger

Su fallecimiento puso fin a una racha de 12 años sin tragedias en la Fórmula 1, pero además fue una premonición sobre la muerte de Ayrton Senna.

Hace exactamente 30 años, el 30 de abril de 1994, el mundo de la Fórmula 1 se estremeció con la primera tragedia que envolvió al Gran Premio de San Marino: la muerte de Roland Ratzenberger, que ocurrió un día después del fuertísimo accidente que protagonizó Rubens Barrichello y un día antes del fallecimiento de Ayrton Senna en plena carrera.

Ratzenberger, de 31 años, se encontraba disputando la última clasificación cuando su Simtek-Ford abordaba la curva Villeneuve a una velocidad superior a los 300 km/h. En un instante, el alerón delantero izquierdo de su monoplaza se desprendió, desencadenando una serie de eventos catastróficos.

El vehículo del austríaco, quien solo tenía presupuesto para participar en los primeros cinco GP’s del año, perdió el control de su Simtek en la curva «Gilles Villeneuve» y sufrió un brutal impacto contra el muro, recorriendo más de 200 metros antes de detenerse.

A pesar de los esfuerzos de la asistencia médica, Roland falleció poco después en el hospital Maggiore de Bolonia, víctima de graves lesiones cerebrales provocadas por una desaceleración de 500 G, la más alta jamás registrada en la Fórmula 1.

La muerte de Ratzenberger puso en aquel entonces fin a un periodo de 12 años sin tragedias en la F.1 ya que los anteriores pilotos fallecidos habían muerto en 1982: Gilles Villeneuve en el GP de Bélgica y Ricardo Paletti en el GP de Canadá. Sin embargo, nadie tendría una percepción de lo que acontecería al día siguiente.