La categoría estadounidense planea integrar los motores híbridos a partir de la mitad de este año, lo que supondría un aumento de potencia en ráfagas cortas.
La NTT IndyCar Series planea realizar el traspaso a la era híbrida a mitad de la temporada 2024 y, con la llegada de esta nueva integración, retornarían también los espectáculos de potencia en cortos plazos de tiempo durante las carreras, algo que no se ve desde la era CART/Indy Racing League, allá por los 2000.
Si bien en la actualidad, los motores V6 biturbo fabricados por Chevrolet y Honda generan, con la configuración de alta potencia utilizada en óvalos cortos y circuitos urbanos, hasta 750 caballos de fuerza, la incorporación de los nuevos sistemas podría aumentar aún más la potencia de los monoplazas de la categoría estadounidense.
Además del clásico sistema de empuje turbo que aplicaba un extra de potencia de 50hp aproximadamente, el nuevo sistema de recuperación de energía le proporcionará a cada piloto un aumento de unos 60hp por lo que, en caso de utilizarlos de forma combinada, estarían alcanzando e incluso superando los 850 caballos de fuerza.
A mediados del año pasado, Scott Dixon realizó unas pruebas con un monoplaza impulsado por un motor híbrido en el Circuito Internacional de Sebring. El heptacampeón había tenido sus primeras sensaciones: «Cambiará la estrategia, especialmente si tienes que recargar y te están atacando y va a ser difícil recargar. Va a añadir una dinámica diferente».
