En el año 2007, la Comisión Deportiva Automovilística del ACA (CDA), en concordancia con las autoridades de la Comisión Directiva de la Asociación Corredores Turismo Carretera (ACTC), declararon al 24 de junio como el Día Nacional del Piloto, en reconocimiento a la fecha del nacimiento de Juan Manuel Fangio, en 1911.
Esta jornada tendría que ser festiva, en reconocimiento a los miles de corredores que, con pasión, llevan adelante una actividad que convoca, cada fin de semana, a cientos de miles de personas en cada autódromo, circuito, kartódromo o predio donde acelere un motor.
Sin embargo, este 2020, nos encuentra en medio de una pandemia y un aislamiento social que, parece, no tener fin. Y como consecuencia de ello, muchas familias que viven del automovilismo se encuentran en una situación económica y psicológica acuciante.
En Argentina, desde el 15 de marzo que no hay una carrera. Pasaron 101 días y nadie tiene una respuesta. Y ya no se trata de descargar adrenalina y sentir ese cosquilleo por el ruido de un motor al corte pasando por una recta. A esta altura, está en juego el futuro de equipos de competición, de mecánicos, de empresas que apoyan al sector, de los mismos pilotos.
Por eso, este 24 de junio, hay poco para celebrar y mucho para reflexionar.
